miércoles, enero 03, 2007

Alimentos alterados genéticamente en México

Escrito por: Jorge Camarillo
Publicado en: “Revista Ciclos. La Revista del Noroeste” Páginas 5-8, Año 3, Volumen 30, 2000.



La falta de regulación oficial en la comercialización y etiquetado de productos alimenticios en México ocasiona que millones de personas en el país desconozcan realmente lo que en el fondo están consumiendo.

Incluso organizaciones ambientalistas internacionales han denunciado la comercialización indiscriminada de productos transgénicos en México, que podría representar riesgos para la salud.

Los alimentos transgénicos son aquellos cuya estructura genética fue alterada artificialmente para incrementar su rendimiento. Y es que la biotecnología moderna permite al ser humano seleccionar un gene de cualquier especie e insertarlo en otra especie igual o distinta. En los vegetales ya se trabaja de esta forma pues se mejora la resistencia a insectos, hongos, bacterias, virus, sales o herbicidas.

Para algunos –principalmente las compañas que los producen- los alimentos transgénicos son la solución para la hambruna del mundo: son más baratos, se puede incrementar rápidamente su producción y se les pueden añadir los nutrientes necesarios.

Para otros –incluyendo a la organización internacional Greenpeace- se trata de una caja de pandora que puede tener consecuencias desastrosas para la humanidad, debido a sus posibles efectos secundarios, en ocasiones insospechados.

Al respecto, la doctora con estudios en genética, Adriana Vargas Ojeda, explica que los alimentos transgénicos son aquellos de origen animal o vegetal modificados en su composición genética todo con el fin de aumentar su rendimiento, su poder nutricional y haciéndolos más resistentes a plagas y almacenamientos prolongados.

“Los alimentos transgénicos son prácticamente nuevos en todo el mundo y aún no se sabe qué alteraciones en la salud puedan provocar”.

De hecho, desde 1989 se conocen algunos de los efectos secundarios que pueden tener los productos transgénicos. En ocasiones son intrascendentes, como ocurrió en abril de 1997, cuando la empresa Calgene se vio obligada a suspender la comercialización de su tomate “Flavor-Savor”, alterado genéticamente para mantenerse varias semanas sin marchitarse. El problema fue que los consumidores encontraron un “sabor metálico” en el tomate y dejaron de comprarlo..

Pero en otros casos son menos sencillos. En 1995, un estudio reveló que una levadura manipulada genéticamente para incrementar su nivel de enzimas, había también producido 30 veces más de methil gloxal, una sustancia tóxica generada por el metabolismo de los azúcares. Los científicos concluyeron que el transgene perturbó el metabolismo y provocó la producción de esta substancia tóxica susceptible a dañar el ADN.

En 1989 treinta y siete personas murieron en Estados Unidos al comer soya alterada genéticamente y ese mismo año un grupo de norteamericanos demandó a la empresa Monsanto argumentando haber sufrido diversos problemas cardiacos, neurológicos y de ceguera, como resultado de un producto transgénico de la empresa.

Los productos transgénicos en México
Desde hace varios años, la crisis del campo en México ha ocasionado que el país importe cada vez más productos alimenticios, como el maíz, que resulta más barato importarlo que producirlo localmente.

Este año, la organización Greenpeace, dio a conocer que México está importando alrededor de 5 millones de toneladas de maíz transgénico proveniente de los Estados Unidos.

Grenpeace afirma que la importación de maíz transgénico nunca ha sido autorizada, ni ha sido evaluado su riesgo; incluso el presidente electo Vicente Fox, asegura a la organización ambientalista que la importación de transgénicos no se trata de un problema internacional, sino de un problema de regulación ambiental, por tanto, Fox dice comprometerse a impulsar una legislación para controlar, regular y normar las actividades de experimentación, comercialización, consumo y liberación de los alimentos genéticamente modificados en territorio nacional.

Pero hasta el momento todo se reduce a propuestas como la del presidente electo y falta todo un proceso de aprobación en la cámara de diputados, legislación y autorización de una nueva regulación en estos alimentos; mientras tanto en nuestro país se desconoce el número real de productos alterados genéticamente que se consumen sin ninguna clase de advertencia, pues no se han etiquetado estos alimentos.

(Continuará)

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